Por qué los niños no deben dejar de jugar

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En tiempos en los que las pantallas compiten con lo lúdico son los adultos quienes deben favorecer espacios donde los más pequeños puedan desarrollar su imaginación y creatividad.

La Convención de los Derechos del Niño, el tratado internacional de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), firmado en 1989, en el Artículo 31, establece el derecho de los niños al descanso, el esparcimiento, el juego, la recreación y la participación en la cultura y las artes. Según UNICEF, constituye un estímulo para el desarrollo afectivo, físico, intelectual y social de la niñez y la adolescencia, además de ser un factor de equilibrio y autorrealización.

Para Maritchu Seitún, psicóloga especializada en orientación para padres y autora de libros dedicados a la crianza, los chicos jugando se divierten, aprenden, se conectan, procesan lo vivido y es por estas razones  que Sigmund Freud decía: “Jugar es el trabajo de los niños”. 

“Al jugar se enfrentan con problemas que tienen que resolver, hacen pruebas, experimentan, fracasan, tienen éxito, organizan, eso los lleva a pensar y a sacar conclusiones desde muy chiquitos”, aseguró en diálogo con Crónica Seitún y explicó: “Un bebé toca una de sus manos con la otra y siente algo,  y toca la mano de su mamá y siente algo distinto, en muchas de esas experiencias va a poder reconocer qué o quién es él y quién no lo es”. 

Según la psicóloga, cuanto más grandes más complejo es lo que van logrando a través del juego, por lo que ella recomienda juego libre a todas las edades, mientras que de cooperación y no de competencia el mayor tiempo posible, juego de representación o de roles lo considera  fundamental a partir de los dos años y medio y especialmente juegos variados, acordes a la maduración. 

Si bien es imposible enumerarlos a todos “sin enamorarse” de alguno,  para Seitún,  los juegos más recomendables son los que estimulan todas las áreas: la visual, la auditiva, la táctil, la palabra, la motricidad fina y gruesa, el dibujo y  la música, entre otras.  “Los chicos tienden a hacer lo que les sale bien y a dejar lo que les cuesta,  por eso necesitan nuestra ayuda y estímulo para que no queden áreas sin usar”, profundizó. 

El juego forma parte de la vida de los chicos desde siempre, aunque en tiempos anteriores había mucho menos por hacer que ahora. “Los chicos jugaban de puro aburridos, había mucho tiempo libre. Hoy los padres tienen que armar el ambiente de juego y favorecerlo, invitar a jugar”, dijo Seitún y agregó: “Favorezcamos el juego el mayor tiempo posible, los chicos cada vez juegan menos y durante menos años”.

El juego y el juguete, forman parte de todo el desarrollo de la primera infancia, la niñez y la adolescencia. Pero además de entretener, ampliarles la creatividad y ayudarlos en todo el proceso de su desarrollo, también fomentan las relaciones sociales y forman parte de procesos terapéuticos. 

“Un juguete debe responder a las necesidades del niño; dado demasiado temprano le desalienta, dado demasiado tarde le decepciona”, decía Jacqueline Gassier, autora francesa de libros especializados en el desarrollo de la niñez, algo que los terapistas ocupacionales definen como “desafío justo de la actividad”.

“La ocupación principal de un niño es jugar, pero el tipo de juego planteado en sesión puede ayudar a alcanzar objetivos terapéuticos como mejorar la movilidad activa de un brazo, alcanzar pautas madurativas acorde a la edad, mejorar el desempeño ocupacional durante el juego teniendo en cuenta los diferentes componentes cognitivos, físicos, emocionales y sociales implicados”, explicóLaura Georgiades, terapista ocupacional especializada en el área física y salud mental para chicos con distintos síndromes y bebés sin diagnóstico aún definido.

Por otro lado, el juego forma parte de un chico en todas las etapas de su crecimiento y de sus experiencias vividas. “Jugar también les sirve a los chicos para elaborar situaciones que son traumáticas. Como jugar al médico, ellos juegan a hacer aquello que en algún momento tuvieron que sufrir pasivamente”, dijo a este medio la licenciada María Zysman. 

“El juego o el juguete tiene que ser el mejor para liberar y para abrir la creatividad de los chicos”, aseguró la psicopedagóga y presidenta de Libres de Bullying, quien además afirmó que el juego ayuda a fortalecer el vínculo con los padres, a la integración con otros chicos y a prevenir situaciones de violencia escolar. 

“Desde observar como adultos el juego,  se va a ver a chicos que son más libres, más activos, más participativos, a otros que no son líderes pero igual juegan, a aquellos a los que no les interesa, a los que no los dejan jugar, o a los que expulsan al otro de esa escena de juego”, dijo Zysman y concluyó:  “El adulto puede observar, intervenir, proponer y está íntimamente ligado al bullying, porque más que sermones los chicos tienen que vivir las cosas en el momento en el que les está pasando y que a partir de un juego se pueda proponer otras maneras de ser, de estar y de ponerse en el lugar del otro”. 

Influencias externas y responsabilidades adultas

Para Leticia Lamas, terapista ocupacional de Zona de Sentidos, tienda online dejuguetes, ayudas técnicas y equipamiento especialmente pensados para niños con discapacidad, el mercado pone a la ventajuguetes destinados a diferentes áreas del desarrollo pero “muchas veces es más divertido jugar con elementos que hay en casa”. 

Los chicos son muchas veces influenciados por los comerciales que ven en la televisión o por lo que tienen sus amigos, y esas influencias, según Lamas,  se perciben desde una edad temprana. “Somos los adultos los que debemos manejar esas situaciones con nuestros hijos. La tecnología avanza y a todos nos seduce pero tenemos que tener en cuenta que si un niño puede desarrollar la imaginación, . crear y  tener ideas innovadoras durante el juego,  va a ser mucho más beneficioso y divertido que los juegos o juguetes propuestos por el consumo”, dijo.  

Los paradigmas del juego fueron cambiando a lo largo del tiempo. Hoy la tecnología también influye en cuánto y  cómo  los chicos juegan. “El juguete tiene que disputar tiempo con plataformas de juegos gratuitas y tienen encontrarle la vuelta. Lo que nos preocupa es que se haga abuso de esas plataformas porque muchas veces generan alteraciones que van en contra del desarrollo social, por eso hacemos foco en los juegos de mesa,  porque promueven la interacción con amigos,  con familiares, para que no estén desconectados de la vida real”, expresó Julián Benítez, gerente de relaciones institucionales de la Cámara Argentina del Juguete. 

“El juguete tiene que disputar tiempo con plataformas de juegos gratuitas y tienen encontrarle la vuelta. Lo que nos preocupa es que se haga abuso de esas plataformas porque muchas veces generan alteraciones que van en contra del desarrollo social”.

 “Ir en contra de eso es pelear contra los molinos, hay que entender que tiene que haber una complementación sana y que los padres tienen que administrarla”, aseguró Benitez. Jugar forma parte de los derechos fundamentales de los niños. En casa, en la escuela, en el barrio, solos, con los padres o con los amigos. Tanto los adultos como el Estado, debemos asegurarle a los chicos ese derecho al juego, a la recreación y al deporte. Es acercarlos, es integrarlos, es ayudarlos a crecer, a desarrollarse y a vincularse porque de estos niños de hoy, saldrán los adultos de mañana. 

Fte: Crónica