Cargando

Escribe para buscar

Nacionales Slider-principal Zona Oeste

Día de la Radio: por qué se conmemora cada 27 de agosto en Argentina

Compartir

En esa fecha se realizó la primera transmisión radiofónica en el país. El recuerdo de los Locos de la Azotea y un recorrido por los hitos de la radio en Argentina.

El Día Mundial de la Radio se celebra cada 13 de febrero. Sin embargo, en la Argentina este medio tiene su día de homenaje cada 27 de agosto. Así, la radiofonía nacional celebra este domingo sus 103 años de historia.

El 27 de agosto de 1920, equipados con un pequeño micrófono y un transmisor de escasa potencia, Enrique Susini, César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Mujica dieron inicio a la radiofonía argentina, cuando transmitieron la ópera Parsifal desde la terraza del Teatro Coliseo. Esa fue la primera transmisión radiofónica (integral y completa) de un programa, realizada por los cuatro radioaficionados que pasaron a la historia como los Locos de la Azotea.

Si bien hubo transmisiones anteriores, eran de carácter breve y estaban destinadas a comunicaciones específicas, como las utilizadas en el frente de batalla durante la Primera Guerra Mundial. En efecto, los Locos de la Azotea resignificaron la utilidad de la radio, al considerar que podía utilizarse para fines pacíficos, permanentes y orientados a la distribución de bienes culturales.

A partir de aquel hito, todas las noches se emitieron conciertos en los que, muchas veces, el mismo Susini interpretaba distintos idiomas y se presentaba con diferentes seudónimos, porque además de médico era músico y cantante.

Con el correr de los años, la travesura quedó atrás y con el incentivo de la publicidad paga desaparecieron las transmisiones espontáneas con cantantes líricos, recitadores gauchescos, pianistas y otras variantes. De la experiencia de 1920 surgió la pionera de habla hispana Radio Argentina, seguida por Radio Prieto, Radio Cultura, Radio Fénix, Radio Porteña, Radio Municipal, Radio La Voz del Aire, Radio Splendid, Radio Stentor.

Pero también hubo otras, como Radio El Abuelito, Radio La Abuelita, Radio Muebles Díaz -que emitía desde la mueblería famosa por su chalet construido en una terraza de Cerrito y Sarmiento-, Radio Cine París, Radio Mayo, Radio La Razón y Radio Centro Espiritista, que luego se llamó Sarmiento.

En 1935 apareció Radio El Mundo, que pronto fue líder y funcionaba en Maipú 555, donde ahora se encuentra Radio Nacional, en cuyo suntuoso auditorio los oyentes se agolpaban para ver a sus ídolos en carne y hueso en programas que generalmente no duraban más de 15 o 30 minutos (el formato de una hora fue impuesto luego por la TV).

Allí, locutores e intérpretes actuaban de pie frente a los micrófonos y se vestían de etiqueta, mientras esa y otras emisoras tenían sus propias orquestas típicas y populares estables, además de recibir la visita de artistas y agrupaciones que reunían los nombres de Niní Marshall, Luis Sandrini, Olinda Bozán, Aníbal Troilo, Francisco Canaro, el locutor Julio César Barton, Alberto Castillo, en una larga lista.

Un fenómeno particular fue el del radioteatro: entre otros, el caso muy especial de “Chispazos de tradición”, definido como “un churrasco criollo chorreando sangre gaucha”, escrito y dirigido por el inmigrante español José Andrés González Pulido, que era denostado por los intelectuales pero lograba detener la ciudad a la hora de su transmisión, al punto de que muchos comerciantes del centro porteño instalaban receptores en sus tiendas para no perder clientes.

Hacia 1933, los elencos se multiplican y buscan su “target”: había romanticismo, unitarios y federales, bandidos rurales, nativismo, infantiles, misterio, aventuras en lugares remotos. Las compañías respondían a los nombres de Francisco Mastandrea, Héctor Bates, Manuel Domínguez y Manuel Ferradás Campos, quien en 1937 contrató a una desconocida llamada Eva Duarte para trabajar en “Oro blanco”.

Entre los años ’40 y ’50 competían los emprendimientos populares de Juan Carlos Chiappe (“El gorrión de Buenos Aires”, “Lito, el diariero de la esquina”, “Nazareno Cruz y el lobo”, “Fachenzo el maldito”) con los intentos formativos de Armando Discépolo, que vertía su experiencia teatral con el elenco Radio El Mundo y sus versiones de la literatura universal y películas famosas. En el “Teatro Palmolive del Aire”, por La Voz del Aire, el galán Oscar Casco calificaba de “mamarrachito mío” a Hilda Bernard.

En paralelo con el peronismo y la cuestión del voto femenino aparecían autoras como Celia Alcántara (“De mujer a mujer”) y Nené Cascallar (“Hogar de mujeres”, “La chica de al lado”, “Nosotras las mujeres”).

El 27 de agosto de 1968 la Sociedad Argentina de Locutores propuso instituir esta fecha como Día de la Radiodifusión Argentina. En 1970, durante el gobierno de facto de Roberto Marcelo Levingston, se formalizó mediante decreto del Poder Ejecutivo Nacional.

En la radio hubo de todo: libretos de hierro, publicidades en vivo, humor, fútbol, y desde que apareció la TV se la dio por muerta en numerosas oportunidades; desde las primeras transmisiones cuando nadie sabía que eran en AM, pasó por la FM, la onda corta y llegó a las plataformas digitales. Por el momento nadie puede aducir que no está viva.